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martes, 21 de junio de 2016

Los Rituales de mi Madre

  
  
My old lady once again confessed to me how much she loves me!
Luego sostuve una larga conversación de mecedoras, de esas que solo hablan de la vida…
Hoy tomé el sol en el patio de la casa, como era antes, como me gusta a mi. 
“…And I say to myself
What wonderful world…”
Marzo 13 del 2012
Un post de fb
Carlos Espinal.
 


Yo siempre fui rico.

En mi casa siempre hubo abundancia, todo venia por mucho,  nunca, o rara vez hubo términos medios, es por eso, que siempre digo “hemos sido ricos”.   En mi casa,  por circunstancias de la vida, la realidad siempre venía con mucho, nunca con poco.   
En las tardes, todos los días de la semana, había que bañarse y ataviarse con el mejor ajuar que tuviéramos en el closet.    Siempre que le  pedíamos algún dinero  a mi madre, nos enviaba con toda la confianza del mundo a buscar en su monedero, sin cuestionamientos y sin desconfianza, porque lo que había en la casa, era de todos, así, de la misma manera, si llegaban más personas a la casa, teníamos  que compartir lo que habia y mientras más personas llegaban, más se dividían las cosas, sin hacer sentir mal a nadie, sin cuestionamientos.    La única condición dada, era no pretender  que había lo que no había,  o lo que es lo mismo, mentir, prohibido mentir bajo ninguna circunstancia.

En mi casa teníamos que comernos las comidas con buena actitud,  degustando  “ el manjar”  como hacían los poderosos en las grandes y abundantes mesas, eso sí, siempre esperanzados en  que mañana sería mejor, siempre mejor que hoy…

En mi casa,  nos dejaban jugar a las ilusiones, al teatro, a crear mundos mejores, siempre a las ilusiones, a no esperar tener para crear, por el contrario,  a ser creativos para poder  tener.
Nos enseñaron la oración en silencio, la fe en la palabra y el poder  que adquieren aquellos quienes se atreven a soñar…

En mi casa,  florecía la abundancia, éramos ricos,  no teníamos dinero,  pero todo venia por mucho y de a mucho, las pasiones, el amor, las necesidades, las alegrías, las tristezas, los regaños, los halagos, las necesidades materiales,  siempre fueron parte de nuestro diario vivir… siempre fuimos ricos.

Nuestra madre nos enseñó a tener fe en la posibilidad de algo mejor - “la esperanza es la salvación del pobre”-decía-“ tenemos que soñar y pedir y compartir con  los demás, porque eso traerá abundancia a nuestras vidas”-también solía decir: “ nada de lo que está aquí  me lo llevaré en la caja y es por eso que a mí  nunca me falta nada y cuando más necesitada estoy, me  llega la abundancia”- repetía de cuando en cuando a modo de regaño, cuando  alguno de nosotros se atrevía a protestar porque  ella se desprendía de algo para dárselo a otros que lo necesitaban más que nosotros.
Lo que había en su  monedero era de todos…
Nunca hubo dinero, pero éramos ricos en todo…

Y pronto me di cuenta  que  las enseñanzas llegan en su justo momento,



nunca antes, nunca después…

Una de sus más hermosas formas de demostrar amor a un nuevo miembro de la familia o a una amistad querida,  era preparando un ritual de baño para darle la bienvenida a la familia y a la abundancia…
esos olores y esos rituales  irán conmigo doquiera que  yo vaya por el resto de mis días, como la más grande riqueza que heredé de mi madre, como la mayor fortuna jamás heredada por ser humano nacido, como la más rica tradición que pocos han tenido la “fortuna”  de haber recibido.

En mi hogar siempre hemos sido  y seguiremos siendo ricos… aunque el dinero no haya  siempre abundará la esperanza...

Carlos Espinal
Todos los derechos reservados, incluidas las imagenes
6/20/2016

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