My old lady once again confessed to me how much she loves me!
Luego sostuve una larga conversación de mecedoras, de esas que solo hablan de la vida…
Hoy tomé el sol en el patio de la casa, como era antes, como me gusta a mi.
“…And I say to myself
What wonderful world…”
Marzo 13 del 2012
Un post de fb
Carlos Espinal.
Yo siempre
fui rico.
En mi casa
siempre hubo abundancia, todo venia por mucho,
nunca, o rara vez hubo términos medios, es por eso, que siempre digo “hemos
sido ricos”. En mi casa, por circunstancias de la vida, la realidad siempre venía con mucho, nunca con
poco.
En las
tardes, todos los días de la semana, había que bañarse y ataviarse con el mejor
ajuar que tuviéramos en el closet. Siempre
que le pedíamos algún dinero a mi madre, nos enviaba con toda la confianza
del mundo a buscar en su monedero, sin cuestionamientos y sin desconfianza,
porque lo que había en la casa, era de todos, así, de la misma manera, si llegaban más personas a la casa, teníamos que
compartir lo que habia y mientras más personas llegaban, más se dividían las cosas, sin hacer sentir mal a nadie, sin
cuestionamientos. La única condición dada, era no pretender que había lo que no había, o lo que es lo mismo,
mentir, prohibido mentir bajo ninguna circunstancia.
En mi casa teníamos
que comernos las comidas con buena actitud, degustando “ el manjar” como hacían los poderosos en las grandes y abundantes
mesas, eso sí, siempre esperanzados en que mañana sería mejor, siempre mejor que hoy…
En mi casa,
nos dejaban jugar a las ilusiones, al
teatro, a crear mundos mejores, siempre a las ilusiones, a no esperar tener
para crear, por el contrario, a ser
creativos para poder tener.
Nos enseñaron
la oración en silencio, la fe en la palabra y el poder que adquieren aquellos quienes se atreven a soñar…
En mi casa, florecía la abundancia, éramos ricos, no teníamos dinero, pero todo venia por mucho y de a mucho, las
pasiones, el amor, las necesidades, las alegrías, las tristezas, los regaños, los
halagos, las necesidades materiales, siempre fueron parte de nuestro diario vivir… siempre
fuimos ricos.
Nuestra
madre nos enseñó a tener fe en la posibilidad de algo mejor - “la esperanza es
la salvación del pobre”-decía-“ tenemos que soñar y pedir y compartir con los demás, porque eso traerá abundancia a
nuestras vidas”-también solía decir: “ nada de lo que está aquí me lo llevaré en la caja y es por eso que a mí nunca me falta nada y cuando más necesitada estoy, me llega la abundancia”- repetía de cuando en cuando a modo de regaño, cuando alguno de
nosotros se atrevía a protestar porque ella se desprendía de algo para dárselo a
otros que lo necesitaban más que nosotros.
Lo que había en su monedero era de todos…
Lo que había en su monedero era de todos…
Nunca hubo
dinero, pero éramos ricos en todo…
Una de sus más
hermosas formas de demostrar amor a un nuevo miembro de la familia o a una
amistad querida, era preparando un
ritual de baño para darle la bienvenida a la familia y a la abundancia…
esos
olores y esos rituales irán conmigo
doquiera que yo vaya por el resto de mis
días, como la más grande riqueza que heredé
de mi madre, como la mayor fortuna jamás heredada por ser humano nacido, como la más
rica tradición que pocos han tenido la “fortuna” de haber recibido.
En mi hogar
siempre hemos sido y seguiremos siendo
ricos… aunque el dinero no haya siempre abundará la esperanza...
Carlos Espinal
Todos los derechos reservados, incluidas las imagenes
6/20/2016
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